Au contraire. Como dijo alguna vez uno de mis viejos amigos, “la diferencia entre dot.com y la cocina es que nuestras ‘celebridades’ están tan fuera de la comunidad”.
Dentro del mundo real de las cocinas, de la cocina, donde funcionan y juegan los verdaderos cinturones negros, el ego no es un gran problema. Los buenos chefs son increíblemente humildes, especialmente antes de su producto. Los malos chefs hacen rabietas y salen a la televisión, pero ser reducido a un nivel cada vez que te encuentras con alguien que conoce sus cosas (en lugar de posturas ante el “usuario”), hace maravillas para tu ego.
Como señala Joshua Engel: la cocina televisiva y el mundo de los reality shows de cocina están lo más alejados posible de la realidad. Tiene que ser. Top Chef es, por necesidad, mucho menos sobre comida y cocina que sobre drama y personalidad. Ramsay gana su dinero de esa manera, utilizando una persona cuidadosamente calibrada para “vender” sus espectáculos, mientras que sus credenciales culinarias (más bien inexistentes) simplemente no son un factor.
Hubo un tiempo, antes de foodTV, cuando los chefs realizaban peregrinajes anuales a París para complacer a Michelin y Gault Millau. Se pararon frente a un editor, con el sombrero en la mano como el pequeño Oliver Twist, y le preguntaron dócilmente “por favor, señor, ¿puedo tener una estrella más?” En sus comedores, los chefs siempre jugaban el papel de un gallo social más grande que la vida. Es parte de la idea de la hospitalidad, parte de lo que espera el comensal, y parte de un equilibrio frente a las horas extenuantes, exigentes ya menudo desalentadoras en la cocina.
Algunos cocineros (punto de Fernand viene a la mente) se convierten en embaucadores de una escala grandiosa. Otros hacen el papel del gran “hombre más interesante del mundo”. Otros se entierran en sus cocinas y excitan a través de la mística y la elusividad. Todos esos son, por supuesto, parte de la psique y la naturaleza de un chef, pero el ego rara vez lo considera. Puedo oler a los chefs del gran ego a una milla de distancia y evitarlos como la peste. Nada bueno ha venido o se ha convertido en uno de esos. Lo mejor que pueden esperar es un trabajo en TV 🙂