¿Crees que un gran ego de los cocineros en la cocina puede llevar a su caída?

Bien, primero voy a darte una idea real de por qué un gran número de chefs tiene un ego relativamente grande.

Ser un chef tiene que ver con la pasión. Usted trabaja días muy largos en un ambiente caluroso y peligroso, también trabaja los fines de semana, noches y días festivos cuando la mayoría de las personas disfruta de su vida. Se necesita un gran peaje físico y mental y la paga está lejos de ser buena. Los chefs hacen lo que hacen porque les apasiona y se enganchan en la prisa de un servicio ocupado y en la gratificación instantánea de enviar alimentos de los que están orgullosos.

Entonces, ¿por qué el ego?

Imagina estar tan orgulloso de algo, ahora imagina poner aquello de lo que estás orgulloso frente a 100 a 200 personas por día, que todos te critican y te juzgan por eso. Habrá quienes lo aman, pero inevitablemente habrá aquellos que son indiferentes, desagradables e incluso algunos que lo odian abiertamente, así es como es la vida.

Ahora imagine que trata de mantenerse apasionado cuando recibe constantes comentarios mezclados … No es fácil y los chefs tienen que desarrollar una piel gruesa e ignorar ciertos comentarios. Realmente es un mecanismo de supervivencia. Si escuchas todos los comentarios, rápidamente te lleva a perder toda tu confianza y a adivinar todo lo que haces que no es beneficioso.

Ahora aquí es donde se puede ir de las manos. Por lo tanto, el chef tiene que aprender qué retroalimentación escuchar y qué ignorar, por lo general se relaciona con el chef conocer sus habilidades y producir y ser capaz de averiguar qué cosas son un problema real y tener la confianza para bloquear totalmente el resto.

Si no logra mantenerse a flote a través de este proceso, puede llevar a no criticar (incluso a los genuinos) y puede ser muy perjudicial para el negocio.

Los dejo con un último ejemplo final. Hace algunas noches vendí aproximadamente 40 de un determinado plato de cerdo. A la mayoría le encantó, pero tuve uno para volver a la cocina. El cliente dijo que sabía raro y que otras 3 personas en su mesa lo probaron y que no estaba bien. Les envié otro y también cociné uno para mí mismo para verificarlo. El segundo vino con los mismos comentarios exactos, así que les envié postre gratis. Al final de la comida le comentaron a la mesera que por lo general nunca comían cerdo y tal vez por eso les resultaba extraño … Una bofetada en la frente por mí.