Bienvenido al mundo. Cocinar es muy fácil, incluso un hombre de las cavernas puede hacerlo. Cada John, Jack, Jill y Janet son cocineros o excelentes cocineros en casa.
Lo que debes entender es que no estás mirando a un piloto de Fórmula Uno en formación, sino a un tipo que quiere aprender cómo hacer donas en su Volvo. Ese es un mundo diferente y si te consideras un profesional, entonces tendrás que lidiar con el humo y las donas y los chamuscados, porque eso es lo que hace, y muy bien debería hacerlo.
Tuve que retroceder mucho, aquí. No arrodillar una zanahoria como un campeón no es un signo de fracaso y no es abrasador tampoco. Las recetas son lo que usan los cocineros en los restaurantes, cuanto menos haga, mejor.
Por otro lado, dices que eres un profesional. Así que míralo como un profesional. Como dije, cualquier idiota puede cocinar, se necesita un profesional para guiar. Míralo desde la perspectiva de un Sous a un cocinero: su fracaso es tuyo. Fracaso para entender cómo guiarlo y emocionarlo. Fracaso en cómo integrar su disgusto (muy apreciado) por las recetas en su guía. Muestre una mierda genial, ría acerca de las bandejas quemadas, lleve a casa algunas líneas de base de vez en cuando y ayúdelo, no conduzca.
Cómprele un juego de sartenes, un cuchillo de chef y algunas herramientas para Navidad. Si se siente aventurero, agregue una copia de OFaC y tal vez los libros de Corriher. Ofrezca cocinar con él, no en su contra. Un conductor de autos de carrera que se cierne sobre el tipo que solo quiere conducir su Volvo para trabajar todos los días es molesto. Y también lo es un profesional que respira por el cuello de un cocinero casero divertido que solo quiere jugar. Dejalo.
Deja que él cometa sus errores. Dudo, muy dudosa, que no los hayas hecho. Diablos, hoy he visto a un chef decorado con dos estrellas Michelin quemar un plato. Se está volviendo loco. Me pasa a mí. Te sucede a ti.
Puede guiar la manera en que guiaría una nueva etapa, con una sabiduría que nunca sonaría condescendiente, un estímulo que nunca sonará menospreciativo y una ayuda que sea útil pero no abrumadora. Despierta la alegría de cocinar en él, no el miedo al fracaso. Alimente al espíritu libre y apóyelo con conocimiento, no lo intimide.
Y en un abrir y cerrar de ojos tendrás un gran cocinero.