La carne cruda, pollo, mariscos, etc., nunca deben almacenarse a temperaturas superiores a 40 grados Fahrenheit. Las temperaturas entre 40 y 140 grados se conocen en la industria alimentaria como la “zona de peligro”, las bacterias crecen a un ritmo acelerado en este rango de temperatura y la carne cruda, en particular el pollo, puede echarse a perder rápidamente.
El pollo “ligeramente cuestionable” que mencionó sin duda se echaría a perder después de una semana a 45 grados o más. El pollo fresco, si no se mezcló con el cuestionable, sería, en el mejor de los casos, cuestionable. Si todo estuviera mezclado, todo se echaría a perder.
Al leer tu pregunta, me perdiste en la primera mención de la palabra “cuestionable”. Tendría que estar muy hambriento para siquiera considerar cocinar y comer ese pollo, incluso entonces, no lo serviría a nadie.