Las pechugas de pollo deshuesadas sin hueso son un gran corte de carne. Son delgados, saludables y versátiles, pero pueden ser sorprendentemente difíciles de cocinar y, con demasiada frecuencia, terminan secos, sin sabor y aburridos.
1. Comience con pechugas de pollo completamente descongeladas. Nunca trates de cocinar pechugas medio congeladas en la estufa. Así es como terminas con el interior crudo y el exterior demasiado cocinado. Además, si tu carne todavía está congelada, hará que el siguiente paso sea casi imposible …
2. Coloca tus pechugas de pollo en un grosor uniforme. ¡Este es el secreto de las tiernas y húmedas pechugas de pollo! La carne con el mismo grosor se cocinará al mismo ritmo, por lo que no obtendrás piezas que estén demasiado cocinadas y secas.
Un mazo funciona mejor (el mío tiene un mango de madera, pero recomiendo uno totalmente metálico para que pueda pasarlo por el lavavajillas), pero puede usar un rodillo o incluso una botella de vino. Coloque la pechuga de pollo con el lado liso hacia arriba entre dos capas de envoltura plástica o en una bolsa grande de plástico desechable (mi método preferido) e ir a la ciudad. Comience con la parte más gruesa de la carne y golpéelo, trabajando hacia afuera hasta que el pecho tenga el mismo grosor en todas partes.
3.Marine o sazone su pechuga de pollo antes de que se caliente. Si estás marinado, ahora es el momento de hacerlo. Si el pollo no está siendo marinado, por lo menos, sal y pimienta esa cosa antes de ponerlo en el fuego. Aún mejor, sé creativo y espolvorea algunas de tus especias favoritas. ¿Va en una ensalada mexicana? Usa un poco de condimento de taco. Un sándwich italiano? Un poco de albahaca y orégano sería la perfección.
4. Comience con una sartén caliente a fuego medio-alto. Rocíe con aceite en aerosol y agregue su pollo a la sartén. Deberías escuchar un chisporroteo cuando toca el calor. Cocine su pollo hasta que esté bien y dore en el primer lado, de 5 a 8 minutos, y luego voltéelo. Continúe cocinando hasta que esté listo, volteándolo de nuevo si es necesario. Si en algún momento su pollo comienza a dorarse demasiado, baje un poco el fuego y deje que se cocine a una temperatura más baja.
5. Use un termómetro de carne. Tan pronto como un termómetro de lectura instantánea se inserte en el medio o su pollo diga 165 grados, tire de él. ¡Está hecho! Coloque en un plato, carpa con papel de aluminio y deje reposar durante al menos cinco minutos antes de cortar.
6. Opcional) Desglasar la sartén con un par de cucharadas de vino blanco o caldo de pollo (o agua, si ninguno es útil). Regrese la sartén al fuego, agregue el líquido y retire los trocitos negros y los jugos de la sartén. Vierta sobre la pechuga de pollo mientras descansa.
7. ¡Rebana y disfruta esa pechuga de pollo perfectamente cocinada en una ensalada o en un sándwich! El pollo se mantendrá en el refrigerador por hasta 4 días o puede congelarse en porciones individuales (lea a continuación para ver las instrucciones de congelación).