Los macarons deben probar principalmente las almendras, de manera similar al mazapán (una pasta hecha de almendras y azúcar glas).
La textura debe ser seca y crujiente por fuera y ligeramente masticable en el interior de la galleta, sin ningún “agujero” obvio o sequedad excesiva.
Deben tener un sabor suave, no demasiado abrumador, que sea ligero y aireado en el paladar, disolviéndose y desapareciendo completamente rápido, y con un regusto dulce y sin sensación grasosa en la boca.