Siempre habrá cosas en el hogar que se pueden usar como armas. Murciélagos, sillas, todo tipo de objetos filosos o contundentes, lápices de madera, etc.
Nuestras energías se gastarían mejor en programas sociales para ayudar a las personas a vivir una vida más feliz. La mayoría de la violencia doméstica tiene una base económica o cultural.