Más allá de las aparentes razones emocionales que casi todos presentan, las razones por las que todos recuerdan los platos hechos por sus madres son bastante simples:
1. Estos recuerdos se forman cuando la mayoría de las memorias asociativas se forman: la infancia y la adolescencia
2. Los gustos y aversiones fuertes también comienzan a manifestarse a temprana edad. También habrá muchos recuerdos de tener que bajar cosas que uno odia pero que no pudo evitar, porque mamá dijo “¡cómelo!”
3. La transición de la comida de los niños a la de los adultos (a lo que aspiras cuando eres niño) es siempre con los platos hechos por la madre (y algunas veces, la abuela)
4. La memoria del sabor se arraiga (lo que llamamos “familiaridad”) en la mente a esta edad, y la “comida reconfortante” se convierte en alimento que provoca el recuerdo de esa memoria de sabor. La memoria asociativa es con una vida despreocupada, y el amor y la protección de la madre