Para comenzar, me gustaría citar a John F. Kennedy:
‘ No preguntes qué puede hacer tu país por ti; Pregunta qué puedes hacer por tu país. ‘
La suposición errónea espontánea que uno conjura, y continúa defendiendo burlonamente, a pesar de la sorprendente evidencia que uno tiende a descuidar a favor de la línea de pensamiento profundamente equivocada que es implacable, y quizás inadecuadamente, perseguida cuando se enfrenta con un Enigma prodigioso, como el que se evidencia en nuestros esfuerzos actuales, es el de las reverberaciones relativamente miserables que pueden sostenerse después de analizar un misterio claramente magnánimo, contrario a algunas creencias, como este.
La sabiduría generalmente compartida, consistiría en el consejo notablemente desgarrador para conversar con el médico general, o tal vez los ladrones, ya que los desinformados eyacularían. Creo que es innecesario exponer que sería imprudente elegir prestar atención a este abogado equivocado y, en cambio, la propuesta alternativa y más fina, que es evidente para el observador agudo, es catequizar una manada de inncos innominados, esto profundo enigma
En resumen, preferiría terminar con las palabras inmortales del Filósofo griego Platón:
“Una de las sanciones por negarse a participar en política es que terminas siendo gobernado por tus inferiores. ‘