En general, las sobras no son malas para usted, nutricional o químicamente.
Sin embargo, las malas prácticas de almacenamiento pueden dañar los alimentos. No solo se puede perder nutrición, sino que también se pueden introducir patógenos. La oxidación puede echar a perder sabores y degradar la comida. El almacenamiento en recipientes de metal también puede provocar reacciones químicas que afectan el sabor y la apariencia.