Millones de años de evolución han producido humanos que están adaptados para comer ‘casi cualquier cosa’, pero ‘cualquier cosa’ incluye cierta cantidad de productos de origen animal.
Por lo tanto, una dieta “vegana” para los humanos va en contra de este resultado evolutivo.
Al igual que el celibato y algunos otros tipos de comportamiento “contra la naturaleza”, los deseos del ser humano siempre romperán esos “votos” por muchos límites autoimpuestos.