En las últimas generaciones, la manteca de cerdo ha desaparecido completamente de las cocinas domésticas. Hasta principios de 1900, la manteca de cerdo era una grasa de cocina básica en todo el mundo. Era el secreto de la hojaldre perfectamente escamosa, el pollo frito crujiente, los bizcochos derretidos en la boca y la deliciosa salsa.
Ahora, cuando las personas escuchan el término manteca, inmediatamente evocan una visión de las arterias obstruidas. Es hora de dejar las cosas claras: la manteca de cerdo es una grasa saludable para cocinar y merece reaparecer en las cocinas de todo el mundo.