Cuando entro en un restaurante de comida rápida, espero hacer fila para ir a un mostrador, hacer un pedido con un cajero, pagar mi comida, esperar y esperar a que me llamen, recoger mi pedido y ve a sentarte a comer. Cuando termine, espero tomar mi basura y tirarla yo mismo. Los recipientes de comida, cubiertos, etc., son desechables.
Cuando entro en un restaurante, espero que me muestren una mesa, que un servidor me dé un menú, me pregunte qué es lo que quiero, tráigame bebidas y comida. Espero que las bebidas estén en vasos reutilizables, y que la comida esté en platos o tazones reutilizables. Al final de la comida, espero que me presenten una factura, que (para un comensal) me llevaré al mostrador para pagar en el camino de salida. El personal quitará los platos sucios y otros desechos de mi mesa después de que me vaya.
Obtuve considerablemente más servicio y comodidad en un restaurante que en un restaurante de comida rápida. Independientemente de la calidad de la comida, eso solo justifica el precio significativamente más alto. También justifica mi propina en un restaurante pero no en un restaurante de comida rápida.