Sí. Hay dos formas en que la temperatura puede influir en el sabor.
- Los receptores en su lengua responderán más activamente a sustancias “calientes” que luego “frías”. Esta es la razón por la cual una cerveza muy fría sabe menos amarga, y el helado tibio sabe más dulce.
- Las sustancias calientes tienden a producir gases más aromáticos, que viajan hasta las fosas nasales cuando estás comiendo. La mayoría de lo que consideramos “sabor” es en realidad olor.