Hacemos cosas que asociamos con comentarios positivos de nuestro cerebro. Comemos azúcar porque es delicioso, bebemos café porque nos da una patada, tenemos sexo para descargar hormonas felices, etc.
Bebemos alcohol para emborracharnos, no para su gusto. Incluso si algunas personas realmente piensan que el alcohol es delicioso, es solo porque sus cerebros los engañaron para mantenerse elevados. Entonces, no, no seguiremos bebiendo bebidas alcohólicas, ya que con el tiempo nuestro cerebro las desasociará del placer y todo lo que quede será un gusto repugnante.