La última vez que comí solo, me había salteado el almuerzo por alguna razón, así que me compré dos filetes de costilla añejados en seco de 30 días, cociné los dos a media ración, los rocié con mantequilla de ajo y los comí con ensalada verde y una cantidad de vasos de rioja.
Soy, según la mayoría de las definiciones, una persona normal. No como así todo el tiempo, o la mayor parte del tiempo, pero en esta ocasión me apetecían dos filetes, así que comí dos bistecs.