Piensa en los grandes animales que vagaban por las llanuras de África hace unos pocos millones de años. Cuando tenían hambre, sus corazones latían con más fuerza, sentían una angustia significativa como resultado de la adrenalina y otros compuestos bioquímicos. Esta “angustia” era solo la motivación emocional y física necesaria para perseguir a un animal más pequeño y comérselo. Sin la angustia, el animal más grande moriría.
Nosotros los humanos estamos equipados, en nuestro Cerebro de mamíferos, con el mismo mecanismo de “angustia” o, como usted dice, “ira”, que es una manera en que el cuerpo nos indica que debemos adquirir alimentos. La ira le da energía a las personas cuando están débiles, tal vez debido al bajo nivel de azúcar en la sangre después del ayuno. Esa misma combinación de ira y energía los motiva a buscar alimento.
Entonces, esta es una gran manera de entender las emociones y la base evolutiva detrás de su formación. ¡Buen provecho!